Hoy en día, las turbinas eólicas generalmente se colocan en el paisaje de acuerdo con un conjunto muy limitado de criterios, como el volumen del viento, la accesibilidad, etc. Sin embargo, cada vez se forma más resistencia por parte de la población afectada por la construcción de las turbinas eólicas.
Desde nuestra perspectiva, esta resistencia de la población expresa el malestar de los paisajes y las fuerzas paisajísticas asociadas a la instalación de estos sistemas técnicos. Nadie ha preguntado a los niveles vitales-energéticos del paisaje afectados si los sistemas pueden instalarse en el lugar. Y así es como importantes líneas de energía que atraviesan el paisaje o sistemas vital-energéticos pueden verse perturbados masivamente.