La Sabiduría Eterna

Palacio ode Persepolis / 520-519 A.C. – 4. D.C. / Persia
Contexto Histórico

Culturas antiguas como los persas, los sumerios, los egipcios o los hebreos crearon y custodiaron un conocimiento que les permitió construir lugares de manera óptima en su fuerza y ​​​​salud, y adaptar las estructuras y la arquitectura de la ciudad en consecuencia. Transmitieron este conocimiento a las culturas de la antigüedad griega y romana. En el románico, el gótico, el renacimiento, hasta el barroco tardío del espacio cultural europeo, este conocimiento se desarrolló y aplicó continuamente. En la Ilustración, la Edad de la Razón, se suprimió cada vez más, pero volvió a resurgir en el Romanticismo, hasta desaparecer por completo en el Clasicismo. En los años que siguieron, solo las dinastías y organizaciones familiares individuales tenían todavía acceso a este conocimiento antiguo.

 

En los años 90 del siglo pasado, hubieron intentos individuales para arrojar una nueva mirada sobre este campo de las “nuevas” ciencias. Diversos científicos e investigadores en biofísica, geobiología, física cuántica, investigación del agua, bioeconomía y otras disciplinas llegaron a conclusiones que confirmaron este conocimiento empírico, que se había aplicado en tantas culturas durante tanto tiempo, y lo hicieron emerger bajo una nueva luz.

 

Aquí se destacó el trabajo “Gaia – la ciencia práctica de la medicina planetaria” publicado por el científico médico, químico y biofísico británico James Lovelock en 1991, en el que planteó la tesis de que nuestro planeta es un organismo vivo que tiene una anatomía, fisiología, procesos bioquímicos y un metabolismo, así como otros criterios relevantes para un organismo vivo. A partir de entonces, este trabajo estableció la base de las geociencias y la investigación climática moderna.

 

Otros investigadores como la geobióloga suiza Blanche Merz o el artista esloveno y embajador de la Unesco Marko Pogacnik se ocuparon de la calidad del alma del planeta y de los lugares individuales. El investigador y autor británico Paul Devereux habló sobre la calidad de la memoria de la Madre Tierra, y la investigación moderna sobre el agua abordó el poder del agua para almacenar información.

 

Todas estas reflexiones y esfuerzos, nos dejaron el conocimiento eterno de cómo funciona la vida, la energía y la información. Nuestro planeta es un organismo vivo y tiene alma, esto se aplica en menor escala a continentes, países, regiones, ciudades, pueblos, lugares y propiedades. Cada lugar tiene un potencial único, una identidad propia, un ADN. Entonces, cada lugar tiene algún tipo de hardware y algún tipo de software, un programa interno.

Nuestra tarea es comprender el núcleo de este programa interno, conectarnos con el corazón de las fuerzas potenciales y la información de los lugares, entrar en diálogo con ellos y moldear nuestras actividades humanas de acuerdo con ellos.