Estamos acostumbrados a vivir en una sociedad de consumo. En las últimas décadas, sin embargo, se ha desarrollado una nueva forma de consumo, que incluye el consumo de lugares y paisajes. Cada vez más personas viajan de un lugar a otro a una velocidad cada vez mayor. Hoy aquí mañana allá. Algunos viajeros por negocios están en un avión cada dos días. Cada vez más, los viajes turísticos se realizan a largas distancias durante unos pocos días.

Hay una búsqueda de grandes lugares donde puedas obtener grandes experiencias.

La peculiaridad de un lugar siempre se origina a niveles vitales-energéticos y esenciales, que generan la fuerza vital de un lugar. Ahora bien, si un lugar está inundado por demasiadas personas que no tienen conciencia ni interés real en estos niveles, la fuerza de vida con todos sus productores y portadores se retira a las profundidades de la tierra y espera tiempos mejores.